Mateja Kezman y Arjen Robben son dos nombres que están de actualidad. Siendo justos, uno mucho más que otro. Si bien el serbio solo es noticia (y casi únicamente en círculos frikis como Proevolution FM) porque el lunes cumplió 31 años, el holandés es el principal estilete de un Bayern Munich líder de la Bundesliga, finalista de la Copa alemana y semifinalista de la Champions League. Aunque, bueno, en nuestra prensa las menciones estén más
encaminadas a mencionar al extremo para subrayar la falta de plantilla del Real Madrid.
Pero ese no es el tema, que diría aquel. Vamos a trasladarnos a Eindhoven, a la temporada 02/03, primera en la que ambos compartirían vestuario. Lo harían también en los dos años siguientes, aunque la segunda de ellas sería sobre el confortable banquillo de Stamford Bridge, después de su fichaje común por el Chelsea. En ese verano de 2002 el PSV reforzó su ala izquierda con un imberbe alfil de 18 años llamado Robben, que provenía del Groningen. Kezman por aquel entonces ya llevaba dos años en la disciplina holandesa y en su haber una Bota de Bronce, una Supercopa de los Países Bajos y una Erevidisie. Un buen conjunto completado con el fichaje de Guus Hiddink, el rey Midas de los banquillos -no hay nada de casualidad en esto, por supuesto- que buscaba reeditar título doméstico.
Y vaya si lo hicieron. Las puntas de lanza fueron un Kezman que metió 35 goles en 33 partidos –Bota de Plata- y un Robben, sin lesiones cíclicas, que sumó 12 tantos en los mismos partidos. En Champions las cosas no fueron tan bien, ya que fueron últimos de un grupo en el que les superaron Arsenal, Borussia Dortmund y Auxerre. No obstante, la grada decidió premiar a esa conexión maravillosa con los apelativos «Batman y Robben«, en referencia claro al dúo de superhéroes de Marvel.
Desde aquel año ya nada volvió a ser como antes. Empezó a producirse una caída suave. «Batman» anotó en la campaña 03/04 8 goles menos y el alter ego de Robin jugó sólo 23 partidos ligueros, acuciado por las molestias físicas. El PSV realizó una temporada también algo más discreta: subcampeones de Erevidisie y cuarto finalistas de Copa y Champions. La debacle total como pareja determinante se produjo ya con los blues, donde ambos pasaron a interpretar papeles secundarios. Uno, más por lesiones; el otro, por falta de adaptación ¿sobrevaloración?.
El destino quiso que los dos terminaran en la capital de España, aunque sin llegar a coincidir en temporada. Una pena para una pareja que marcó un antes y un después en un equipo que ha visto pasar jugadores como Ronaldo,Romario, Cocu o Vennegoor of Hesselink. En la actualidad Batman aka Kezman anda perdido entre cesiones, Paris, San Petersburgo y su deseo de hacerse monje. Robben, a sus 26 años, tiene aún una larga vida futbolística por delante, mientras no se rompa. Con todo, en la retina tulipana quedarán sus galopadas por el Philips Stadium y en la historia de curiosidades que tanto nos gusta, los apodos de este dúo singular.
últimos valientes